sábado

Ella

No quería nada, sólo quererte
lento.
Hacerte el amor, lento.
Ser efímera
en tu boca.

Quererte despacito, con buena letra y
buena música en tu oído
para susurrarte los versos más sinceros.

Era el balcón de un suicida lleno de vida.

Tenía ganas de tenerlas para poder ser y tener
valor para gritarte al oído las más dulces y blancas mentiras.

Quería hacerte daño, lento, en horizontal y
sobre blando.

Quería creer merecer(te)
tu risa.

Cómo podría negarme a cualquiera de tus peticiones
sin sin querer te quiero y queriendo  quiero no dejar de hacerlo nunca.





domingo

Susurrarte al oído cada uno de mis orgasmos



Creo que aún no te he escrito
porque eres mi hoja en blanco favorita
y no quiero mancharte
con poemas sucios,
flores muertas
y triste melancolía.

Eres puro y cristalino,
lleno de vida.
Lleno de mi.

Eres mi hoja en blanco favorita
y quiero ahora
manchar cada esquina de tu cuerpo.
Llenarte de mis lágrimas,
empaparte de sonrisas y
suspiros.

Marcarte
con la perpetuidad de mi deseo
incansable
e insaciable
de querer tenerte y saborear
cada poro y cada centímetro de tu piel
limpia
y exacta.

Colmaré de gotas de café
cada lunar de tu pecho
y trazaré líneas en tu cuerpo
que formen mil constelaciones
en el cielo de tu eternidad.







sábado

Soy todo lo que tengo para ser conmigo



Encuentra algo que te queme el pecho y
que te destruya
mientras regeneras tus ansias de querer.

Sé indiferencia
ante el dolor lacerante que provoca .
Deja que te hunda y
que te ahogue .

Vuelve entonces con la vida en tus manos.

Soy todo lo que tengo para ser toda la vida
y estoy dispuesta a
compartirme
dividirme o
multiplicarme
para ser
contigo.

miércoles

La primera bocanada de aire.

Le cogí miedo a llorarte alto
por si me oías y huías
aún mas lejos.

Dejé de escribirte pero no de pensarte,
porque no llego a odiar a quien me ahoga,
y es que te habría dejado asfixiarme mil veces
y ahorcarme con las enredaderas de tu cordura.

Te habría entregado mi eternidad para poder destruirla
porque la muerte es el anhelo que nos iguala.

Huí de no saberte y de no poder beberte
y mentiría si digo que quiero volver.

Porque ya no existe el camino que trazaste con engaños,
Porque quisieron encontrarme mientras moría,
en unas medias rotas y la melancolía de mis versos.

Aún tengo tus huellas dactilares en cada poro de mi cuerpo
haciendo así que rozarme sea un martirio por recordarte,
pero,
no tengo la necesidad de rozar mi piel ni curar mis heridas.
No necesito pensarte porque no quiero tenerte.

Y no renuncio a mis marcas,
porque haber sido primero te otorgaba mi ser por completo,
aun no siendo digno.

Pero alguien,
Él,
ha ido más allá de mi piel y de tu herencia en ella,
y me ha encontrado.

Me viene grande lo que otorga y estoy dispuesta a darle todo lo que tengo,

Querría olvidar,
pero prefiero empezar a hacer lo que nunca te dejó el miedo:
querer.

domingo

La enfermedad en unos brazos. La cura en otros besos.


He amanecido sentada en mi ventana.

Comenzaba y terminaba en ti, porque te hice poseedor de mi cuerpo y tejedor que mi felicidad.

No sabías coser.

Me la suda que no haya mal que por bien no venga,
ha venido todo de golpe y me hace sentir viva.

Joder.

Me quiere a diario,
me besa con ansia,
me abraza y aprieta.
Me espera.

He preferido la enfermedad al remedio
y creyendo que no tenía cura;
ella misma me descubrió.

Me vio cuando no tenía nada, porque me robaste,
y me vistió con sus brazos.

He dejado de querer formar parte de tu vida porque he empezado a vivir la mía,
y no podría existir nadie que me haga sentir más plena
que él y sus manos.